Ayer en un arrebato, al quedarse colgado por segunda vez el Word cuando iba a imprimir un importantísimo trabajo para proyecto, se me fue el santo al cielo y me cargué el monitor.
Sólo recuerdo que ese otro yo que apenas conozco salió de algún sitio y que cuando recobré el sentido ya estaba todo hecho.
Ahora miro mi pobre monitor, agonizante, y me da mucha pena cuando pienso que tengo que comprarme otro.
Desde aquí mi pequeño homenaje de un amigo que nunca te olvidará.
Día 1.
Vemos los daños que sufrió en la parte superior izquierda y en la parte inferior derecha.
Día 2.
Se puede observar como la parte superior izquierda empieza a ‘derretirse’.
Día 3.
De arriba está peor pero de abajo parece que se está recuperando. Todavía tengo esperanzas de que se autorepare.